jueves, 10 de noviembre de 2011

Cuestionan beneficio de reducir la ingesta de sal para la salud


Experto de Dinamarca dirige revisión de más de 160 investigaciones anteriores

Cuestionan beneficio de reducir la ingesta de sal para la salud
  • El trabajo desafía la postura tradicional de la Organización Mundial de la Salud
  • Otros especialistas están en desacuerdo con resultados de nuevo estudio

Reuters. Periódico La Jornada. Jueves 10 de noviembre de 2011, p. 2a


Londres, 9 de noviembre. Reducir el consumo de sal en las dietas de la población general no tendría un impacto positivo generalizado sobre la salud, según indica una revisión de más de 160 estudios científicos publicada el miércoles.

En un análisis que reactiva el debate sobre los efectos de la sal sobre la salud, expertos que escribieron en American Journal of Hypertension y la revista de Cochrane Library dijeron que la revisión sistemática sumó pruebas a la creciente evidencia que sugiere que los funcionarios deberían revaluar las políticas que aconsejan a todos un menor consumo de sal.

La revisión –que analizó los resultados de 167 estudios anteriores– reveló que si bien disminuir la ingesta de sal reduce la presión sanguínea en las personas con presión normal o alta, también genera aumentos en algunas hormonas y otros compuestos que pueden afectar negativamente la salud cardiaca.

“Realmente no puedo ver, si se observa la evidencia total, alguna razón para creer que haya un beneficio neto de disminuir la ingesta de sal en la población general”, dijo Niels Graudal, del Hospital Universitario de Copenhague, en Dinamarca, quien dirigió la revisión.

Se sabe que reducir el consumo de sal disminuye la presión sanguínea, pero la investigación aún debe demostrar si eso se traduce en una mejor salud cardiaca general en toda la población.

Pese a ello, muchos países cuentan con guías gubernamentales que piden a las personas reducir su ingesta de sal o sodio por bien de su salud a largo plazo.

La presión arterial elevada, o hipertensión, es una de las principales causas de accidente cerebrovascular (ACV), ataque cardiaco y otras enfermedades cardiovasculares, que en conjunto son los mayores factores de muerte en todo el mundo, ya que producen más de 17 millones de fallecimientos cada año.

“La pregunta no es si ‘deberíamos’ reducir la ingesta de sal, sino ‘cómo’”, dijo Graham MacGregor, profesor de medicina cardiovascular y presidente del grupo Acción Mundial sobre la Sal, quien dijo que está en gran desacuerdo con los hallazgos de Graudal.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ubica a la reducción del consumo de sal entre la lista de las 10 mejores medidas para disminuir las tasas de enfermedad crónica.

Francesco Cappuccio, jefe del Centro para la Nutrición de la Universidad de Warwick, colaborador de la OMS, coincide con MacGregor.

Según Cappuccio, el estudio difundido el miércoles “no debería distraer nuestra atención de la aplicación de políticas de reducción del (consumo de) sal a nivel poblacional en todo el mundo, como indican los gobiernos nacionales, la OMS y Naciones Unidas”.

Sin embargo, una serie de estudios que observaron recientemente el consumo de sal sugirieron que la evidencia de base para las políticas poblacionales de reducción de la ingesta de sal no sería tan fuerte como se pensaba inicialmente.

Una revisión anterior de Cochrane Library, realizada por investigadores británicos y publicada en julio, no halló evidencia de que disminuciones pequeñas en el consumo de sal reduzcan el riesgo de desarrollar enfermedad cardiaca o de morir prematuramente.

Y otra investigación de científicos belgas, publicada en mayo, indicó que las personas que ingerían mucha sal no eran más propensas a desarrollar hipertensión, y eran además estadísticamente menos proclives a morir por enfermedad cardiaca que aquellas con bajo consumo de sal.

Graudal dijo que sus resultados muestran que cuando la ingesta de sal es reducida, hay aumentos en ciertas hormonas y grasas conocidas como lípidos, “que podrían ser dañinos si persisten en el tiempo”.

Efectos a largo plazo

El experto añadió que dado que ninguno de los estudios en la revisión pudo medir los efectos sobre la salud a largo plazo, su equipo no pudo concluir “si las dietas bajas en sal mejoran o empeoran los resultados sanitarios”.

Graudal manifestó que el creciente número de estudios que cuestionan el beneficio neto del menor consumo de sal deberían llevar a los funcionarios de salud pública a revisar sus guías.

MacGregor rebatió la conclusión de Graudal sobre la falta de beneficio y dijo que la revisión “claramente muestra una vez más que disminuir la ingesta de sal reduce la presión sanguínea”.

“Este estudio, contrariamente a lo que señalan sus autores, respalda la enorme evidencia de que reducir el consumo de sal será inmensamente beneficioso para prevenir ACV, ataques cardíacos e insuficiencia cardiaca”, indicó en un comunicado enviado a Reuters.

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Fuente: La Jornada: Cuestionan beneficio de reducir la ingesta de sal para la salud [en línea]. La Jornada en internet. 10 de noviembre, 2011
[consulta: 10 noviembre 2011]

lunes, 15 de agosto de 2011

miércoles, 30 de marzo de 2011

Yodo estable y radioactivo | Riesgos y beneficios

DECLARACION DEL ICCIDD Yodo estable y radiactivo. Riesgos y Beneficios

El 11 de marzo Japón experimentó un devastador terremoto seguido de un maremoto, que han causado daños catastróficos y pérdida de vidas. Este desastre natural, a su vez, ha causado otro riesgo humano, al haberse dañado significativamente cuatro reactores nucleares, con la consiguiente liberación de radiactividad. De particular preocupación es el yodo-131 ( I-131), un isótopos radiactivo inestable.

Normalmente el yodo estable es un elemento esencial para la glándula tiroides, que lo utiliza para producir las hormonas tiroideas, que son requeridas para el desarrollo óptimo del cerebro humano. La deficiencia de yodo durante la gestación y la lactancia causa daño cerebral en el feto y afecta el desarrollo del niño. La deficiencia de yodo es la causa principal de retardo mental que puede y debe ser prevenido. Los adultos y los niños requieren 150 microgramos diarios de yodo, que generalmente lo obtienen consumiendo sal yodada. Las mujeres embarazadas y lactantes necesitan una cantidad mayor de yodo, para proteger al feto en desarrollo y al recién nacido a través de la leche materna; ellas requieren la cantidad mínima de 250 microgramos diarios. La importancia de este micronutriente lo ilustra el hecho de que la administración de yodo a la población que vive en zonas de moderada a severa deficiencia de yodo, resulta en un aumento de 10 a 13 puntos en su coeficiente intelectual. Actualmente, alrededor de 2 billones de personas, o sea un tercio de la población mundial, es afectada por la deficiencia de yodo.


Nuestra organización, el Consejo Internacional para el Control de los Desórdenes por Deficiencia de Yodo (ICCIDD, siglas en Inglés de International Council for Control of Iodine Ddeficiency Disorders), conjuntamente con UNICEFl, OMS y otros organismos internacionales son firmes promotores del consumo de sal yodada para lograr la eliminación de la deficiencia de yodo como problema de salud pública.


Cuando ocurre una falla en un reactor nuclear, se liberan a la atmósfera grandes cantidades de isótopos de yodo radiactivo, especialmente el I-131, que se van a depositar en los cultivos y pastizales y pueden entrar en la cadena alimenticia, principalmente, pero no exclusivamente, a través de la leche. Cuando estos isótopos son captados por la glándula tiroides, el I-131 produce radiación que daña la glándula y aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer tiroideo Este riesgo es mayor en los niños. Ante un accidente de esta naturaleza, la administración de una dosis alta de yodo estable, 130 miligramos, una cantidad equivalente a mil veces la ingesta normal, se bloquea la acumulación del isótopo radiactivo en la tiroides. La administración de yodo en forma de yoduro de potasio (KI) dentro de 1 a 2 horas después de la contaminación atmosférica con I-131 puede bloquear más del 90% de la captación tiroidea del yodo radioactivo. Tomar KI más de 4 horas después de la exposición ofrece poca protección. En una población yodo-suficiente, la administración aguda de sal yodada tiene poco o ningún beneficioso. Sin embargo, la presencia de deficiencia de yodo aumenta la cantidad de radiactividad absorbida por la tiroides. El ICCIDD recomienda seguir las recomendaciones formuladas por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. http://emergency.cdc.gov/radiation/japan/ki.asp


Afortunadamente, la población japonesa tiene una alta ingesta de yodo, aún sin el uso de sal yodada, debido a dietas que contienen sustancias ricas en yodo como las algas marinas. El ICCIDD destaca la importancia de mantener una ingesta normal de yodo para toda la población, para la disminuir la absorción del radioisótopo I-131 después de un accidente nuclear. Pero señala también que la ingesta de grandes cantidades de yodo en ausencia de exposición a I-131 no es útil y puede producir efectos adversos, tales como baja actividad (hipotiroidismo) o hiperactividad (hipertiroidismo) de la glándula tiroides en personas con enfermedad tiroidea subyascente.


Fuente: Consejo Internacional para el Control de los Desórdenes por Deficiencia de Yodo
http://www.iccidd.org