VIDA MICROSCÓPICA EN MUNDOS SALADOS
Desde tiempos inmemoriales, la sal ha sido utilizada para sazonar y preservar alimentos y aún hoy, continuamos practicando la conservación de bacalao, cecina, aceitunas y verduras en salmueras. La sal ha estado presente en la mayoría de las sociedades humanas por su importancia y utilidad en la industria alimenticia. Nuestras culturas precolombinas no fueron la excepción.
Notablemente, algunos microorganismos se las han ingeniado para desarrollarse en ambientes con altas concentraciones salinas. Las primeras evidencias de contaminación de alimentos por bacterias halófilas, o amantes de la sal, provienen de principios del siglo XX, cuando se observaba crecimientos bacterianos de coloración rojopúrpura en algunos alimentos salados. Entonces, si la idea era preservar por largos periodos de tiempo los alimentos salados, la presencia de esas manchas color rojo-púrpura era muy mala noticia. Sucede que las bacterias halófilas secretan carotenoides, un tipo de pigmentos que les permite obtener energía y protegerse de la radiación UV. Ese era el origen de las manchas coloridas; señal de la irremediable descomposición de los alimentos. En ambientes naturales con elevadas concentraciones de bacterias halófilas, esa característica coloración rosada predomina.
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Fuente: Montoya, L., y Ramírez J., Sandra. VIDA MICROSCÓPICA EN MUNDOS SALADOS. [en línea] Revista Ciencia y Desarrollo. Marzo-Abril 2013 <http://www.cyd.conacyt.gob.mx/264/articulos/vidas-microscopicas-mundos-salados.html> [consulta: 25 de julio 2018]
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